Si ya practicas yoga, conoces sus bondades.

Si aún no, seguro que has oído hablar de ellas.

Es un trabajo personal,

que no se aprende desde lo que te cuenten

sino desde la propia práctica.

Yoga nos trae un método de desarrollo personal

para que entrenemos

el cuerpo y la mente

en búsqueda de

armonía y salud.

Esto es posible,

aún en el mundo tan loco en que vivimos,

donde cada uno de nosotros tiene la oportunidad de cultivar

la atención y la acción correcta

hacia el camino de la libertad.

Libertad, sí.

Liberarnos de la mente que nos hace creer

que no podemos,

que no somos suficientes,

que nos llena de temores,

de dudas, de ignorancia y de bloqueos.


Una de las personas a las que más admiramos en Muditā es el maestro Ramiro Calle.


En su obra 'El Faquir', nos habla de la vida

como ese alambre sobre el que estamos siempre tratando de buscar

el equilibrio

y del que caemos una y otra vez

por falta de atención,

por no saber separarnos de la mente,

por no respirar lo que nos ocupa en el momento presente

y no dejar paso a la intuición.


En Muditā, para aquietar la mente,

cuidamos primero del cuerpo,

porque mientras lo llevemos con nosotros

ha de ser en salud.

Si el cuerpo se torna un obstáculo

no es posible aquietar la mente.

Cuando la mente está sosegada

la intuición brilla

y nos ayuda a enfrentar las situaciones de la vida

con equilibrio y ecuanimidad.


El camino a la libertad empieza en la esterilla.

Si no tienes la tuya, la extendemos para ti en Muditā.